Elke Jungbluth ha dominado el oficio de creaciones vibrantes y gestuales. Mediante el uso de acrílico y óleo, pinta con atención, teniendo en cuenta sus sueños de paz mundial y traduciendo esa esperanza en formas expresivas sobre lienzo y lino. La semilla del arte que posee se regó por primera vez durante su tiempo en la universidad estudiando arquitectura. A lo largo de los años, Jungbluth ha trabajado de manera conceptual; alimentando continuamente los métodos que aprendió del pasado al presente. El pensamiento progresista es especialmente pertinente en su arte. “Con mi trabajo me gustaría recordarles a todos que es importante encontrar el movimiento correcto en la vida”, dice. “¡Hacer que valga la pena vivir cada hora y creer en los sueños que tenemos y nunca rendirnos!” Esta exhibición de la humanidad de Jungbluth se exhibe naturalmente en sus pinturas con atractivas rayas, remolinos y motas que complementan una paleta igualmente agradable de amarillos luminosos, azules emotivos y verdes sabrosos.

El tono de su trabajo conserva cierta familiaridad, tanto en el color como en la compostura, y es quizás la abstracción de las escenas arrulladas de Claude Monet y otras reflexiones lo que mejor describe las creaciones de Jungbluth. Retirada de la arquitectura, ahora trabaja como artista a tiempo completo y continúa pintando con colores que considera regalos del cielo.