de Ana Riesser las esculturas destacan formas orgánicas y superficies que aluden a formas biológicas. Su práctica escultórica incorpora una variedad de materiales, que no se limitan al alabastro, el mármol y la madera. Las obras de Riesser podrían denominarse esculturas antropomórficas, imitando apéndices biológicos y otras formas naturales para crear gestalts estructurales que reflejan crecimiento y desarrollo. Sus obras también tienen una cualidad de relicario, atenuada por sus superficies elegantes y contornos inclinados.
En Capullo, Riesser crea una especie de ensamblaje a partir de madera alisada, cedro, shihuahuaco y alabastro en un esfuerzo por imitar el proceso de crisálida. La forma de alabastro blanco colocada en la madera es similar a un huevo, lo que sugiere un embrión que aún no se ha desarrollado. La madera alisada, en cambio, es algo así como un útero. La superficie plana y pulida que caracteriza tanto al marco de madera como al objeto de alabastro habla de la estetización de los procesos biológicos. El nacimiento, la vida y la muerte se toman simultáneamente. La muerte en forma de madera, el nacimiento como la semilla de alabastro y la vida en el significado general de la obra escultórica, que formaliza de manera abstracta una aparición gradual en la forma.
