Dede Schumacher utiliza amplias pinceladas junto con una paleta de colores audaces para crear sus pinturas trascendentales; abarcando movimientos dinámicos y cualidades místicas. Las obras más distintivas de Schumacher representan caballos y ángeles, creando narraciones que rodean el poder, el fervor, la gracia y el misterio. La mente destemplada, los ojos salvajes, el corazón cálido y la ternura del caballo es lo que Schumacher intenta plasmar en su obra. Los colores vivos y crudos contrastan con la luz intensa, capturando la esencia y el alma de cada caballo que pinta. Habiendo vivido en México y experimentado la festividad, el Día de los Muertos, Schumacher también comenzó a incorporar ángeles en su tema. A cada uno de los ángeles de Schumacher se le ha asignado un color y un trabajo específico en el universo; su amplia gama de colores captura su naturaleza etérea y su mayor propósito.