Nacido en el suburbio de Créteil, en el sureste de París, Mohamed Bengriba fue algo así como un recién llegado al arte. Un reportaje televisivo sobre "Bella with White Collar" de Marc Chagall fue la fuerza que lo atrajo. Bengriba comenzó a recorrer museos, buscando la conexión con personajes como Klee, Kandinsky y Pollock. Poco tiempo después, comenzó a experimentar con la fotografía digital. Un día, al descubrir una telaraña mojada con gotas de lluvia fresca, Bengriba se dio cuenta de que podía manipular sus fotos, jugando con la luz, el contraste y la saturación. Este proceso de edición se ha convertido en una parte esencial de su obra. “Si una fotografía representa algo de una manera demasiado obvia”, dice Bengriba, “la proceso hasta que pierde suficiente de su fotogenia”. El cuerpo de trabajo actual de Bengriba es vívido y muy saturado, que recuerda a un escaneo térmico. Es, en cierto sentido, un rompecabezas, que empuja al espectador a adivinar el contenido original y a examinar un mundo que es completamente nuevo. “Estoy interesado en la abstracción”, dice Bengriba. “Para mí, la abstracción es sinónimo de libertad.” Mohamed Bengriba vive actualmente en Francia.